Luna de Sangre, el Misterioso Caminante [Libre]

Gensai salió de sus habitaciones como cada noche, vestido con sus ropas de entrenamiento japonesas y en completo silencio. Como cada noche le habían convocado, en esta ocasión en un tal "Edificio Antiguo" del que Gensai ni siquiera había escuchado hablar todavía. Aunque bueno, no es como si eso fuese extraño... después de todo hacía relativamente poco tiempo que habían terminado de enseñarle a hablar los idiomas que necesitaría para moverse por el mundo y para estar en aquella academia, a parte del suyo "propio" (técnicamente no era japonés, de modo que no podía considerar al japonés como lengua propia de todos modos...), por lo que su traslado a aquella academia era bastante reciente; ni siquiera había establecido todavía contacto con ninguno de sus "compañeros", así que tampoco habría podido recibir información de su parte sobre el dichoso edificio.

Dejando de lado aquellos pensamientos fútiles, el hitokiri se dirigió audazmente por los corredores de la academia hacia aquel Edificio Antiguo en el Campus, siguiendo las indicaciones que sus "patrocinadores" japoneses le habían enviado en la carta que le había llegado recientemente.
Aunque la información dada había sido parecida a la de siempre, el instinto le decía al samurai que algo nuevo iba a ocurrir aquella noche. En verdad no le importaría que ocurriese... tal vez que le dejasen matar a algunos de ellos... eso le encantaría más que nada en aquel momento.

Siguiendo las costumbres aprendidas de sus antiguos maestros, Gensai se movió tranquilamente mientras permaneció a la sombra de los edificios de la academia, echando a correr ocultándose en cualquier recoveco que encontrase cuando salió a la delatora luz de la luna, moviéndose como una gacela por su agilidad y velocidad, aunque siendo más comparable con un fantasma debido al completo silencio que no era alterado por sus tenues y rápidos pasos sobre la hierba y el pavimento.
A aquella velocidad no tardó demasiado e internarse en una pequeña arboleda, al salir de ella encontrándose de frente con el sombrío edificio tocado por la luz lunar. Inexpresivo, Gensai abrió las puertas y entró en el lugar, como no podía ser de otra forma, ruidosamente. Había que saber cuándo era necesaria la sutileza y cuando no...

- ¡Ah! ¡Puntual como siempre, Kawakami-sama! -exclamó la odiosa voz que Gensai reconoció al instante como la de su "responsable" en la academia y aquel que supervisaba su entrenamiento nocturno en las artes de la espada- Perdone que no le haya avisado antes por vía escrita pero... hoy el entrenamiento será especial -como suponía, su instinto no le había engañado...
Sus ojos de color miel observaron el amplio lugar parecido a un almacén que se encontraba en aquel momento totalmente vacío excepto por algunas cajas amontonadas a los lados para dejar la mayor parte del espacio en el medio. Justo al lado de algunas de esas cajas había una ingente escolta de hombres de negro, así como uno de edad avanzada que parecía alguna especie de líder y un muchacho que tendría apenas unos dieciocho años e iba vestido con ropas de entrenamiento igual que él... así como armado con una katana.

Hijikata Genryusai, nombre de su representante, se le acercó y le dio su propia katana. Curiosamente no era de madera... cuando era obvio que iba a practicar con aquel mocoso. Gensai alzó una ceja y miró al hombre claramente exigiendo una explicación. Él por su parte sonrió y le susurró al oído.
- Es el señor Lau... su hijo es un maestro en el Estilo de Combate Shingetsu, y el pequeño se empeñó en medir sus habilidades contigo de manera real, es decir, con espadas de verdad. Puesto que la suma de dinero que nos ofreció por ello era cuanto menos ridícula... tendrás que batirte en duelo con el muchacho -sonrió peligrosamente-. Puedes herirle de manera que no pueda moverse para que acabe el combate, después de todo es tozudo... pero mejor no lo mates si no quieres que ruede tu propia cabeza -aún sonriente se separó del muchacho y le hizo un gesto para que avanzase hacia el joven multimillonario que ya esperaba con su espada desenvainada en el centro del lugar.

Gensai suspiró cerrando los ojos.
- ¿Anata wa korosazu ni tatakau tame ni hitogoroshi o chūmon shimashita ka...? (¿Le ordenas a un asesino que luche sin matar...?) -inquirió en voz baja de manera que sólo el hombre le escuchase, su voz grave e indiferente sonando hasta ligeramente sarcástica- Bakabakashi... (Ridículo...)
Hijikata sencillamente sonrió un poco más, sin decir nada cuando Gensai ajustó la vaina de la katana a su obi y se dirigió hacia el niño rico sin siquiera desenvainar, haciendo que éste alzase una ceja entre curioso y escéptico.
Al llegar frente a él hizo una leve referencia de respeto ante su rival, sin esperar demasiado del otro, y sin más hizo que una de sus piernas retrocediese mientras flexionaba la otra, llevando una mano a la vaina de la katana y otra al mango del arma en una clara posición de combate.
- Ikuwaio... (Aquí voy...) -murmuró, haciendo que el muchacho se pusiese en guardia al instante.

Sería prácticamente imposible que alguien cuya espada no había sido todavía desenvainada llevase la ventaja del combate al empezar tan de repente... a no ser que el portador de dicha espada envainada fuese el clon de Kawakami Gensai. Los que contemplaban la escena ni siquiera vieron desenvainar al asesino, que en un instante se encontró a unos pasos por detrás del joven multimillonario con su espada goteando sangre.
La sacudió y la envainó elegantemente. El señor Lau abrió los ojos al máximo, entre incrédulo y horrorizado. Hijikata sonrió; su creación no tenía fallas, podía ser que alguien con armas de fuego llegase a tener la más mínima posibilidad de derrotar a la Espada Veloz... pero para alguien usando armas cuerpo a cuerpo era una hazaña sencillamente imposible. El joven rico cayó desmayado en el suelo del edificio antiguo con un amplio corte adornando su torso desde el inicio izquierdo de su ingle hasta su hombro derecho.
- Que no os engañe el charco de sangre... vivirá -informó tranquilamente, devolviéndole la espada a Hijikata y lanzándole una mirada inexpresiva que reflejaba sin embargo todo el desprecio que sentía por él-. Si esto era todo... itsure (discúlpeme) -enfiló a la salida del edificio. Por lo menos aquella noche había sido un "entrenamiento" corto... podría volver a la cama temprano.

Dudó nada más salir a la intemperie de nuevo y andar unos pasos por aquella arboleda. Era una noche demasiado hermosa para desperdiciarla durmiendo...

El aire fresco de la noche ayudó a calmarlo, ya que la brisa nocturna acariciaba suavemente sus delicadas mejillas. Al salir del edificio, observó a la luna en lo alto del cielo y luego comenzó a pasear por el patio. Era la costumbre que poseía para aliviar las tensiones acumuladas, llevaba ejercitándola a partir del momento que arribó a esa academia tan inusual un año atrás.
D'Eon, así solían llamarlo para abreviar, caminó silenciosamente entre los jardines del campus. Su atención estaba completamente enfocada en los problemas de siempre, la cuestión de su original. A pesar de que había leído mucho sobre él, le resultaba muy complejo entender los motivos de sus acciones.

Su vida estuvo marcada por las controversias sobre el género al que pertenecía. Vivió grandes períodos como mujer, incluso en la autobiografía aseguraba ser una. Al fin de cuentas, era el legado que dejó tras la muerte. Legado que él debería continuar.

En su dormitorio, había un armario lleno de vestidos femeninos, aunque agradecía que en su etapa de estudiante no lo obligaran a usarlos. Solamente los utilizó para su exposición del año anterior, cuando subió al escenario completamente travestido, causando una exclamación de admiración, y luego de un breve discurso, fue aplaudido con entusiasmo por el público.

Pero no le gustaba tener que llevar puesto esas prendas elegantes ni maquillaje, prefería vestirse a semejanza de su sexo, como hombre. Y por eso, al mismo tiempo que seguía con la línea de su antecesor, intentaba comprenderlo.

Finalmente decidió dejar de pensar en el tema, al menos por el momento. Y al observar los alrededores, se sorprendió. Sumergido en sus pensamientos, D'Eon se había dejado llevar por sus pies, y ahora se encontraba cerca del Edificio Antiguo.

El joven frenó de golpe con la idea de volver sobre sus pasos, pero entonces distinguió a una silueta en la oscuridad de la noche que avanzaba por el camino, justamente hacia donde él se encontraba.

—¿Hola? —preguntó, dominado por a incertidumbre.

Gensai no había dado más que unos pasos cuando ya se encontró inmerso en sus pensamientos de nuevo sin poder evitarlo. Aquel ambiente de alguna manera le daba que pensar... más especialmente sobre lo que sería de él como clon de uno de los asesinos más letales que habían vivido. Ninguna de las opciones que pasaban por su mente eran muy halagüeñas, al menos en primera instancia.
Los asesinos tenían siempre y por lo general vidas cortas que se definían por sus actos o, más bien, por aquellos a quienes mataban. Muy pocos eran los casos en los que un asesino lograba dejar la "mala vida" y vivir como alguien normal... al menos no durante demasiado tiempo, ya que la estrategia de todos los que odiasen a dicho asesino sería esperar a que se volviese débil y confiado en su anonimato y entonces enviar a asesinos más jóvenes a matarlo.

Puede que la historia de la vida de su antecesor fuese distinta, en parte, pero igualmente había tratado de dejar el sendero del hitokiri, sólo para encontrarse con una muerte "justa" a manos del gobierno por el que había luchado para que adquiriese la supremacía.
"Los seres humanos son traicioneros... puede que sea por eso que no me arrepienta lo más mínimo en matar a la mayoría de ellos..." pensó para sí el joven mientras seguía caminando tranquilamente por el sendero que lo alejaba del edificio antiguo.

Inmerso como iba en aquellos lúgrebes pensamientos, a pesar de todo se dio cuenta de que alguien se le acercaba mucho antes de que esa persona dijese aquel trémulo "¿Hola?". Suponiendo que sería un alumno, otro desdichado clon como él, toda la alarma que Gensai hubiese podido sentir en un principio se esfumó, siendo sustituída por una calma reflexiva y sin embargo lista para transformarse en acción de ser necesario. Él nunca bajaba la guardia del todo, ni aunque estuviese en presencia de un amigo de la infancia lo haría... de haber tenido infancia, claro.
- Buenas noches... -replicó educadamente el asesino en español, reteniendo su inicial "Konbanwa" que había estado a punto de salir de entre sus labios; después de todo no todo el mundo allí sabía japonés...

Acercándose con paso tranquilo a aquella figura delicada y que al instante trató de descifrar si era femenina o masculina, ya que los rasgos que de repente se hicieron visibles a la luz de la luna no despejaron aquella incógnita en absoluto, Gensai terminó por creer finalmente que se trataba de un hombre; no en vano sus ropas así lo identificaban.
- ¿Saliendo a dar un paseo nocturno? -inquirió entrecerrando sus ojos casi dorados sin dejar de mirar al muchacho, su relajada postura dejando claras sus buenas intenciones cuanto menos inocuas- Hace una noche preciosa para ello... pero deberíais cuidaros de los peligros que no salen a la luz del día... -le recomendó sin una entonación especial. Puede que en su caso no fuese peligroso... pero Gensai bien podría ser considerado uno de aquellos peligros nocturnos.

Hizo una leve reverencia respetuosa.
- Kawakami Gensai, para servirle -se irguió de nuevo, su rostro serio y calmado no reflejando ninguna emoción.

—Oh, es un placer conocerte, mi nombre es Charles de Beaumont pero dime D'Eon —respondió esbozando una sonrisa.

Pero reflexionaba instintivamente sobre lo que el joven oriental acababa de decirle, “peligros”. Sí, últimamente circulaban muchos rumores entre los alumnos, todo a causa de la muerte del clon de Kennedy. Incluso algunos de ellos se habían vuelto más desconfiados, toscos y hasta hostiles con los demás, principalmente los que cuyo original sufrió una muerte horrible y violenta.

Y ahora que lo pensaba, durante su trayecto no se había encontrado con ninguno de los guardias que vigilaban el perímetro de Saint Kleio. ¿Acaso estaba sucediendo algo allí afuera? Un ligero escalofrío recorrió su cuerpo, y deseó estar nuevamente en su dormitorio.

«¡No seas tonto!», se reprimió, sin lugar a dudas su imaginación le había hecho una mala jugada. No quería dar una mala imagen a aquel estudiante que no conocía, así que todavía manteniendo su sonrisa, volvió a hablar:

—No recuerdo haberte visto antes, Kawakami —dijo con amabilidad.

La sonrisa del rubio le pareció sincera al experimentado asesino... sin duda él no era peligroso, al menos por el momento. Dudaba sin embargo de sus propias palabras, después de todo y a pesar de haber llegado relativamente tarde ya se había enterado de aquel asesinato a un clon de aquel tal Kennedy. No es como si le importase demasiado lo que le ocurriese al clon de un gobernante americano pero... ciertamente aquello podía indicar que alguien iba tras los clones, y aquello no le hacía ninguna gracias. De todos modos se ocuparía de cualquiera que osase siquiera dárselas de listo con él; si querían matarlo tendrían que hacerlo con un francotirador... porque no pensaba dejarse matar por ningún aficionado a las armas que fuese por ahí matando inocentes. Puede que hasta se entretuviese haciendo una investigación al respecto... tal vez encontrase cierta diversión al encontrar al asesino y asesinarlo él mismo.

Con aquella idea perfilándose en su mente, Gensai volvió a hacer una leve reverencia de cabeza ante la presentación del otro.
- El honor es mío -replicó. Ni aún en aquel idioma se acostumbraría a decir eso de "el placer es mío"... lo consideraba indecente.

Dejando aquello a un lado volvió a centrarse en la conversación que al parecer ya se había iniciado entre los dos. Puede que ya hubiese encontrado a alguien con quien pasear aquella noche... aunque aún no estuviese muy seguro de quién era aquel muchacho en cuestión. Charles de Beaumont... no tenía ni idea de quién sería.
- No es fácil verme... -"y sobrevivir para contarlo" añadió para sí- y tampoco me dejo ver sin una buena razón... mis estudios se centran más en disciplinas que poco tienen que ver con las asignaturas que se imparten en la academia o el campus, de modo que no suelo acudir a clases normalmente -se encogió levemente de hombros-. Y Kawakami es mi apellido -se permitió informarle-, los japoneses decimos nuestros nombres después que nuestros apellidos, es una costumbre de allí, discúlpeme por no haberlo aclarado antes... D'Eon-dono, he sido maleducado -se disculpó educadamente.

—No necesitas disculparte —se apresuró a decir D'Eon—. En parte es mi culpa, debería saberlo ya que estudio diversas culturas.

Para su formación como diplomático necesitaba saber las costumbres y hábitos generales de otras civilizaciones, entre ellas aparecían las del oriente asiático. Y por la explicación dada por Gensai, provenía de Japón. A pesar de la seriedad y formalidad que se desenvolvía aquel joven, le pareció que era una buena persona.

—Es una noche magnifica, ¿verdad? —comentó, volviendo a sonreír—, aunque en invierno el viento helado obliga a permanecer dentro de las instalaciones la mayor parte del tiempo.

Él era simpático por naturaleza pero también muy ingenuo, le gustaba formar nuevas amistades y no llevarse mal con nadie. Tal vez ellos podrían llegar a convertirse en grandes amigos.

Gensai miró tranquilamente al rubio, parpadeando levemente al escucharle decir aquella respuesta.
- Ya veo... ¿es usted alguna clase de estudioso? -se encogió de hombros de nuevo, algo fuera de lugar en aquella conversación por sentirse tan desinformado- En verdad no he tenido contacto con nadie a parte de... aquellos que supervisan mis progresos -hizo una leve mueca, frunciendo sus labios apenas un poco ante la mención de aquellos desgraciados-. Lamentablemente poco sé de todo este proyecto de clones... a pesar de ser parte de dicho proyecto.

El asesino observó entre curioso y desconcertado todas las sonrisas que le dedicaba aquel joven. Era demasiado expresivo para su gusto... después de todo todavía no había conocido a nadie demasiado dado a expresar sus sentimientos entre los suyos, menos él... pero aún así seguiría sospechando de motivos ocultos de cualquiera que fuese tan abierto. Por ahora sin embargo seguiría dándole el beneficio de la duda a aquel muchacho en particular.

Entrecerrando los ojos, Gensai juntó ambas manos dentro de las largas mangas de su traje japonés de entrenamiento, asintiendo levemente.
- No soy excesivamente sensible al frío, por lo que yo no tengo problemas con esas cosas pero... sí, sin duda puede ser una lata esa época del año. Personalmente prefiero el frío al calor, pero... -¿qué demonios hacía todavía allí parado? No paraba de preguntárselo mientras hablaba.

Sin querer esperar más se volvió hacia el rubio.
- Demos un paseo... la noche es para recorrerla, no para quedarse quietos comentándola -dijo repentinamente, comenzando a andar sin más a paso tranquilo pero continuo.

Vio como Gensai se adelantaba, pero él dudó por unos segundos. No estaba acostumbrado a permanecer mucho rato afuera de los dormitorios por la noche, sus paseos nocturnos normalmente solían ser breves. Finalmente se decidió.

—Espérame —pidió, acelerando sus pasos hasta alcanzar al japonés—. Aunque los paseos por el jardín son más disfrutables durante el día.

Luego de que recorrieran un pequeño trecho, comenzó a pensar en algún tema de conversación.

—Sobre lo que mencionaste anteriormente, no me considero alguien estudioso, pero debo estar informado de muchos aspectos generales de las culturas. La biblioteca es un sitio fabuloso, deberías visitarla cuando puedas, hay muchos libros. Y seguramente encuentres algo de tu agrado.

Durante unos segundos sintió que el muchacho rubio se quedaba atrás, pero no se detuvo al adivinar, acertadamente, que pronto se decidiría a acompañarlo y alcanzarlo antes siquiera de que diese más de cinco pasos. Al parecer tenía alguna clase de miedo o algo a la noche... aunque bueno, con los rumores que corrían por la escuela sobre las muertes de los clones que incluso él había podido escuchar no podía culparlo demasiado, al menos si no era alguien como él. Él hacía tiempo que había dejado de temer a la noche.

- Todo depende de la persona en cuestión que lo disfrute... -replicó a su comentario con voz relajada y serena- la noche siempre ha sido mi aliada, así como siempre me ha fascinado mucho más que el día. Para mí la noche es mucho más atrayente en todos los sentidos que el día, sin duda.

Recorriendo un pequeño trecho del camino, Gensai fue pensando por el camino sobre lo que tendría que hacer al día siguiente, aunque era tan metódico que realmente no le llevó mucho tiempo averiguar con qué podría rellenar su más que escaso tiempo libre.
A él en verdad no le molestaba el silencio, por lo que no vio necesidad de hablar sobre nada hasta que el otro intervino.

- ¿Oh? ¿Acaso sois una especie de estratega o algo parecido? -inquirió el muchacho sin inmutarse- No dudo en que encontraría muchas cosas de mi agrado en la biblioteca, pero no tengo demasiado tiempo como para ir a informarme sobre todo lo que me gustaría... aunque ya haya visitado ese lugar que tanto halagas un par de veces. Temo que la función que se me tiene reservada en el mundo tiene poco que ver con los libros y la cultura -concluyó sin ni una muestra de amargura en la voz. En verdad le gustaría hacer muchas cosas en la vida... pero ya se había hecho a la idea de que, por lo menos de momento, le serían totalmente vedadas por sus obligaciones.

—¿Podría saber qué clase de función es esa?

No pudo evitar sentir un ligero dejo de tristeza al escuchar la respuesta de Gensai, parecía resignado a vivir como un espejo de la imagen creada por su antecesor. De algún modo, percibió un paralelismo entre ellos los dos.

Tenían el honor de ser los clones de personajes tan ilustres, por lo que debían enfocarse solamente a realizar grandes logros. Era la obligación innata que poseía, un privilegio. Pero aun así…