Un error [Privado Freud]

Entrecerró los ojos molesto, comenzaba a sentirse acalorado e incómodo y para colmo la inofensiva maleza que habitaba en aquel jardín, le había hecho algunas ampollas y leves cortaduras en las manos. No es que tuviera una piel muy delicada, pero tampoco tenía las manos tan ásperas. Miro los dedos de sus manos, y enfoco una diminuta gotita de sangre que se comenzaba a formar. Llevó su dedo anular hasta su boca. Un castigo injusto.
La simple acción de haber sido el último en salir de esa clase, había terminado en eso… Trató de recordar cómo había sucedido aquello y como olvidarlo, si todo fue por culpa de ese supuesto “psicoanalista” y su estúpido ensayo. La mente del azabache reprodujo como sucedió todo.

-Lovecraft, necesito que me hagas un favor- le llamo el profesor de psicología, el cual comenzaba a guardar su material.
-¿Qué necesita?- respondió el pelinegro.
-Hoy salgo de vacaciones, claro por un corto tiempo. Podrías entregarle esto a Sigmund Freud- Saco un cuadernillo y se lo entrego.
-Claro- expresó con una falsa sonrisa, tomando lo que el profesor le entregaba, para luego salir del aula.

Lo que tenia que entregar era un manuscrito, en la portada reflejaba una nota perfecta. Algo que se esperaba del dueño de ese trabajo, examino la portada de aquel documento; el cual tenia un título en letras grandes que decía “Análisis del lobo miedoso”, un título extraño como su dueño, pero eso no fue lo que llamo la atención de pelinegro, lo que en realidad le llamo la atención de esa portada fue uno de los pequeños subtituló: Paciente H.P Lovecraft.
¿Qué? ¿Cómo carajos? ¿Cuándo lo había analizado? Acaso el profesor intenta provocarlo, como se le ocurría darle a él la semejante tarea de entregar ese ensayo a Freud, ensayo que trataba sobre él. No entendía nada y no lo haría sino revisaba ese manuscrito que Freud había hecho.
Sabía que revisar las cosas de otros estaba mal, pero ese ensayo era un psicoanálisis él y por lo tanto tenía todo el derecho de leerlo. Lo hojeo lentamente leyendo y poniendo atención a cada una de las palabras que estaban escritas en este.

Una sonrisa se dibujó en su gélido rostro, al parecer era un análisis de su original y no de él, estaba a punto de cerrar el cuadernillo cuando algo llamo su atención:



-Aunque no tiene amigos- musito, repasando nuevamente esa parte de la obra...un momento, su original tenia un circulo de amigos, pero él no.

Sus ojos se abrieron de sobre manera, el psicoanálisis en verdad era sobre él y no sobre su original como llego a pensar. Además de la introducción el ensayo se dividía en tres partes, las cuales le dejaron en claro que era un análisis de él y no de su original.

Que falta de respeto de aquel clon, como ...joder, el maldito ensayo lo describía perfectamente en todos los aspecto. Apretó fuertemente sus dientes, cerro el cuadernillo y comenzó a caminar sin rumbo fijo. Estaba furioso, si furioso, era un sentimiento que hace mucho no experimentaba, ya que le resultaba algo difícil… Pero ahora estaba furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta. Aristoteles debía de darle un premio nobel por eso.

Sin razonarlo o pensarlo una estúpida idea paso por su mente, tenía que encontrar al dueño de ese ensayo y recamarle por ello. Encontrar la clase de Freud no fue nada difícil, entro a esta sin impórtale los alumnos y el profesor.

-¡¡Eres un maldito bastardo!!- levanto la voz, caminando hasta el lugar de Freud y poniéndose enfrente de este.
–¡¡Cómo te atreves a presentar esto!!- dijo totalmente alterado, dejando caer el ensayo en el pupitre del otro clon.

Se comenzó a formar un coro de curiosos y morbosos a su alrededor, totalmente fascinado por la rabieta de uno de los más callados alumnos del instituto.
El profesor le pedía que se calmara y que lo deje por favor, que lo que había hecho Freud no era nada, pero era inútil los reclamos e insulto de Lovecraft, subían de tono sin impórtale nada ni nadie. En poco tiempo llegaron los guardias de seguridad, los cuales lo sacaron del salón llevándolo a la dirección, en la cual lo sentenciaron:

“Tu castigo por hacer un escándalo en la academia es; quitar la maleza del jardín. Debes de aprender a comportarte Howard, tu original no aprobaría ese tipo de comportamientos. ”

....Y esa era la razón por la que se encontraba cumpliendo su castigo de limpiar el jardín de las malezas y en pleno sol, en otras palabras, lo que más le desagradaba y odiaba.

- Howard Phillips Lovecraft, te volverás loco si sigues pensado en ello- se dijo a sí mismo, tratando de tranquilizarse. Un fuerte suspiro salió de sus labios, ahora que pensaba y razonaba la situación como el ser pensante que era, sabía que el haber hecho un escándalo y gritarle a Freud no borraría lo que estaba escrito en ese maldito cuadernillo, y también descubrió que la verdadera causa de su molestia era que un extraño lo conociera mejor de lo que el mismo podía conocerse, le irritaba que ese extraño con tan solo unas insignificante charlas hubiera visto lo que él nunca pudo ver.

La simplicidad de cumplir con ese castigo se había convertido en algo demasiado complejo y molesto, ya que al parecer su mente no dejaba de recordar y analizar el asuntos desde varios puntos de vista. ¿Pero que más podía hacer? Su fabulosa tarde de relajación en la biblioteca había sido arruinada, ahora tan solo tenía a su imaginación y su razonamiento que lo inquietaban, contradecían y atormentaban por la forma en la que había actuado.

Lanzo un pequeño suspiro casi inaudible, el solo pensar en Freud y en la situación le enfermaba. ¿Acaso esta pasando por las fases del modelo Kübler Ross? Noo, eso era imposible, ademas el no podía... pero si lo pensaba bien, ya habia pasado por la Negación....y había sentido ira, seguía sintiéndola, ¿significa eso que aun se encontraba en la fase de ira? ¿Que pasaría si se encontraba con Freud? ya no tenia las ganas, ni la necesidad de gritarle como lo hizo, pero tampoco tenia ganas de verle...

...En un pequeño instante los pensamientos de Lovecraft fueron interrumpidos al escuchar unos pasos, los cuales lo regresaron a la realidad.
¡Oh genial! El centinela que lo cuidaría toda la tarde había llegado, respiro hondo y giro su cabeza hacia el lugar donde los pasos se habían detenido. Su ceño se frunció levemente y una expresión de fastidio se dibujó en su rostro al ver a la persona que supuestamente lo vigilaría… “Esto es un mala broma” pensó al ver el rostro de indiferencia de Freud.

La vida no le podía estar jodiendo de esta manera, no recordaba haber hecho algo malo para que le enviaran justo a la persona que no quería ver, un momento…si había hecho algo realmente estúpido, el Karma era una maldita perra, no el Karma no lo era, el director de St. Kleiro lo era, como se atrevía… Pero ponerse a lamentarlo y a maldecir su suerte no era una opción, no en ese momento. Ahora tenía que actuar como el Lovecraft de siempre y no el que era afectado emocionalmente por el psicoanalista.

¿Pero como actuar?...

-No puedo creer que de entre todas las personas, fueras tú el que supervisara mi castigo. ¿Qué estaban pensado al enviarte?-Hablo con bastante calma e indiferencia, ocultando el desagrado de sentirse completamente desnudo e indefenso ante Freud, después de esa palabras por parte del escritor el silencio los invadió por un largo rato.

Lo tenía decidido. Ignorar al que sería su única compañía por toda la tarde.

El calor del día parecía aumentar cada vez mas, con una calidez insoportable. Sus manos le dolían, y aun así continuaba arrancando la maleza del jardín, ahora tan solo tenia que ignorar a Freud y tal vez su día mejoraría un poco.

Pero sabia que esa manera de actuar tan elusiva e inmadura no funcionaria con Freud, así que ignorarlo ya no estaba en el plan, tan solo quedaba escuchaba atentamente las palabras que decía el austriaco, mientras mentalmente analizaba cada una de ellas como si tuvieran un significado oculto.


Esa pregunta resonó en su oídos, haciendo que frunciera levemente el ceño.
Como contestar a eso, si él mismo aun no encontraba la verdadera razón para justificar su molestia, o es que acaso Sigmund buscaba provocarlo, porque si ese era el caso lo estaba logrando... La verdad nunca pensó que perder los estribos era tán fácil y mas si Sigmund era el que hablaba, vaya personaje tan singular, lograba hacerlo enojar con tan solo una simples palabras.

-Si solo haz venido por una disculpa...no pierdas tu tiempo, no te la daré- se limito a decirle en un tono poco amigable.

Definitivamente bebía de tranquilizarse, y no reaccionar tan impulsivamente como lo había hecho, ya no quería mas problemas, así que antes de que este pudiera responder, Lovecraft volvio a tomar la palabra, en un tono mas calmado e indiferente -Freud, me sorprende que quieras hacerte pasar por un tonto al hacerme ese tipo de preguntas…- pauso su faena, entretanto sacudia sus manos para quitar de ellas el resto de tierra -Si mi memoria no me falla…tú eres el clon de una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX, y hacer preguntas bobas no creo que sea tu estilo… ¿o es que acaso no eres tan observador e inteligente como te jactas de serlo?.- alzo levemente una de sus cejas, mientras se incorporaba poniéndose de pie y lo miraba con reproche.

-Tú eres el analizador...tú mejor que nadie debería saber si me moleste o no lo hice, o el porque de mi molestia ¿no?- La voz del escritor era tan seria que hasta él mismo se sorprendía, lo que significaba que se había resignado a entablar una verdadera conversación con Freud y dejar las cosas claras.
Un sonoro suspiro salio de sus labios, apretó sus puño y continuo-Pero en vista de que no lo notaste. La forma en la que actué fue porque realmente estaba molesto , si, me molesto el hecho de que seas un fisgón, al igual que a ti te pareció algo grosero el que haya entrado a tu clase sin pedir permiso.-

No, esa no era la verdad... "En realidad me molesta y me asusta el hecho de afrontar la realidad" No, no podía decir eso...a decir verdad no podía aceptar eso, su orgullo no se lo permitia...y aunque sabia perfectamente que su vida se rige por varios principios y contradicciones. Que podría contradecirse pero no engañarse… no le importaba ahora fallar a ese principio fundamental de su vida y engañarse a si mismo...

-Freud, dime ¿Que es lo que quieres demostrar analizándome?- pregunto, limitándose a mirarlo con cierto fastidio.

Incomodo, era la palabra ideal para describir como se sentía en ese momento.
Le resultada estúpida aquella sensación, pero como no sentirla si a pesar de la desconfianza y la antipatía que en este momento sentía hacia Freud, tenia que mantener una conversación con el. Maldita etapa de la negociación.

Escuchaba atento las palabras de su acompañante, lo escuchaba como nunca antes había escuchado a nadie y lo hacia ya que Freud era un arma de doble filo, y seria bastante estúpido de su parte malinterpretar o ignorar las palabras de este.

Lanzo un pequeño suspiro de inconformidad casi inaudible, realmente esperaba algo mas por parte del psicoanalista -Pensé que tu respuesta seria más ingeniosa y no algo tan...como decirlo...común- respondió de forma cortante, al mismo tiempo que pasaba una de sus manos por sus negros cabellos, tratando de poner en su lugar algunos mechones rebeldes que cubrían su rostro.

Realmente Freud lograba que su universo interno, sus emociones y sus pensamientos se convirtiera un un caos total. Nuevamente el austriaco le había dado donde mas le dolía pero si seguía dándole vueltas a la verdadera razón de su molestia, terminaría loco...sería mejor contestarle y terminar con esa conversación lo mas pronto posible.

-Tienes razón molestarme no cambiara nada, pero al menos con mi molestia quiero dejarte en claro dos cosas… Primero; mis emociones, pesadilla y mi comportamiento, no son festín de tus deducciones, y dos; yo no soy una de tus tantas marionetas de tu pequeño laboratorio social a gran escala.-su tono reflejaba tranquilidad, y aunque estaba furioso, evitaba no dejarse llevar por sus impulsos y emociones. -Y bien querido Freud, ¿Tu réplica a mis palabras es?- cuestiono sin cambiar la expresión de su serio rostro.

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Disculpa lo corto DX

Si otra fuera la situación y la molestia que sentía hacia él mismo, hubiera sido totalmente dirigida hacia Freud, y no en una mínima parte; las palabras y la sonrisa burla que este le dedicaba... eso bastaba y era el mejor motivo para descargar toda su frustacion y enojo hacia Freud, pero no fue así.

Abrió desmesuradamente los ojos.

Estaba totalmente sorprendido por la actitud que el austriaco había tomado, este estaba actuando como un niño, sin pensar o analizar las palabras que decía o al menos esa era la impresión que daba.
Una discreta risa escapo de los delgados labios del americano, aun no podía creer que estaba presenciando y siendo participe de la pelea entre su orgullo y el ego de Freud, en pocas palabras era una pelea entre dos pequeños niños.

Una pelea sin sentido, una pelea que había comenzado por algo estúpido... ahora todo parecía tener sentido, no, la verdad no lo tenia pero que mas daba.

-No deberías hacer juicios de forma tan impulsiva, Freud- repitió en un tono más ameno, las mismas palabras que en un principio el psicoanalista le dijo. -Se nota que con diagnostico que hiciste sobre mi, no aprendiste nada. Te aclaro que no soy una persona tan simple y mi ego no están grande como el de los demás escritores. Acepto que soy diferente ante los demás, antisocial, misántropo y un poco medroso… Pero no por eso tengo derecho de decirles a las personas que su vida es un gigantesco error, y no, no me muero por decírtelo. ¿O es que acaso tienes complejo de inferioridad?- dijo muy suave mirando a su alrededor

-Ademas que se yo de ti, sino tenemos nada en común… No conozco nada de tu vida o tu persona, para comenzar a hablar así como así de ti. - agrego.

Hasta cierto punto era verdad, lo único que sabia de Freud era que; tenían las misma edad y era el clon de un importante psicoanalista, que a su original nunca le agrado.