Iremía [Priv. Hitler&Napoleon]

Hipatia respiró hondo, notando como es que el aire de la mañana iba espabilándola poco a poco. La verdad es que ya era muy común para ella eso de despertarse tan temprano: solía aprovechar todas las horas del día, porque si no le daría un ataque de nervios. Sin embargo, la semana anterior había sido demasiado ajetreada: había tenido como varias pruebas seguidas y aunque el estudio fuese algo demasiado casual en Hipatia, en exceso no le gustaba a nadie.

El descanso era bueno para todos incluso para ella. Deseaba que terminase aquella semana de ajetreo y al fin se encontraba ahí, en completa paz. Soltó un suspiro placentero.

La verdad es que por la mañana hacía algo de fresco, por lo que tuvo que frotarse los brazos para entrar en calor. No le importaba demasiado, estaba contenta por tener al fin un día libre. Tenía planeado buscar a alguien para ponerse a hablar entretenidamente, pero a aquellas horas de la mañana era dudable que una persona se presentase allí. Si fuese así, comenzaría a dar saltitos de manera eufórica.

—ηρεμία (iremía) —murmuró, sin darse cuenta de que estaba hablando en griego. Al fin se encontraba alegre por todo el trabajo que había hecho: tenía tiempo para aburrirse. Pero lo pasaría mejor si las horas que pasase fueran divertidas.

—Me aburro…—suspiró, mientras se apoyaba contra un árbol y seguía frotándose los brazos.

Estaba tomando su caminata matutina. Era una costumbre que tenía desde que era pequeño y que descendía directamente de los gustos de su original, que también gustaba de dar caminatas durante el día. Era temprano y apenas estaba amaneciendo, el clima era fresco y levemente húmedo, la tierra olía a humedad también pero de manera suave y deliciosa. Sonrió para si mismo sin detener sus pasos. A lo lejos observa una figura avanzar. Al principio le asustó pues le tomó desprevenido pero en cuanto vió que era una chica suspiró relajándose un poco. Notó como se frotaba los brazos, aunque no le parecía extraño que tuviese frío ya que llevaba ropa demasiado ligera como para salir a pasear a esas horas. Comenzó a seguirla sin darse cuenta de lo que hacía, llevado por la curiosidad. La chica se detuvo recargándose contra un árbol frotándose los brazos de nuevo. Como buen caballero que era no podía dejarla pasar frío, sería demasiado descortés de su parte. Así pues, se quitó con calma la chaqueta que llevaba puesta y avanzó hacia la chica en silencio aunque sus pisadas se escuchaban notablemente por la hierba mojada. Se coloca al lado suyo, extendiendo la chaqueta frente a ella para que pudiese verla y no llegar a asustarla si de repente aparecía frente a ella. Solo esperaba que ella no fuese como los demás clones y también lo rechazara.

Guten morgen fraülein, (buenos días señorita) se resfriará si camina sin chaqueta tan temprano. Le ofrezco la mía. Puede tomarla o rechazarla sin compromiso.

Ya casi comenzaba a tiritar cuando vio una chaqueta justo delante suya. Se echó hacia atrás, algo sobresaltada, pero cuando escuchó aquella voz consiguió calmarse un poco. Alzó la mirada para ver quién se encontraba justo delante suya. Se trataba de Hitler. Era un clon poco apreciado, debido a las cosas que hizo su original en el pasado. La verdad es que nunca había cruzado palabra con él, pero era imposible no conocerlo. Era a quien todos sus compañeros rechazaban.

La verdad es que nunca le había parecido... ¿malo? Más bien tranquilo. Además, le estaba teniendo la chaqueta para que no pasase frío ni cogiese resfriados. Estaba acostumbrada a seguir la filosofía de su original: no importaba lo que pensasen los demás.

Estuvo apunto de rechazar la chaqueta por pura cortesía, pero un escalofrío recorrió su espalda, haciendo que alargase una mano hacia ella.

—Gracias—sonrió, mientras se la colocaba sobre los hombros, sintiendo su calor—. Eres muy amable, pero tampoco tienes que pasar frío por mi culpa.

Volvió a sonreír.

—Creo que debería presentarme antes. Soy Hipatia.