Pasando la tarde [priv. Sigmund]

Salir a la terrasa era algo común, le despejaba la mete, podía pensar mejor y también podía ver a su pequeño llavero de Dolly. Se sentó en una de las bancas que había y se puso a observar el cielo, las nubes, que mejor día para disfrutar así, pensando.

Su corto pelo danzaba en son de la briza que corría, era simplemente magnifico, ahora que estaba sola -Porque... deberé ser yo la que muera también- Apretó el pequeño llavero que tenía en las manos y cerro los ojos, podía sentirse mejor el trinar de las aves y el susurrar del viento.

Entrelazo sus manos y tarareo una pequeña melodía que se asemejaba al cantar de las aves presentes en ese momento, sin darse cuenta sus ojos comenzaron a pesar y se quedo dormida, apretujando a el llavero de Dolly y así quedo por una hora, sus sueños sin duda eran un poco perturbantes, y todo por el miedo a morir. Ella corría, por un pasillo, tenía que llegar a la puerta, pero no podía y sentía que alguien le perseguía, todo estaba obscuro y no había salida... no podía despertar, no podía.

No era noticia para sus conocidos que a Freud le gustaba salir a lugares poco concurridos para ponerse a pensar.
Solía subir a la terraza en intervalos no fijados para ordenar sus pensamientos, cada mes, cada semana, pero ahora tenía que hacerlo con más frecuencia. Con los últimos acontecimientos habían muchas cosas que rectificar y que analizar en un sitio con absoluto silencio (y no con tanto escándalo post-traumático por parte de sus compañeros).

Ya había llegado cuando de inmediato identificó como un cuerpo se movía encima de una banca, al principio creyó que se trataba de un clon que estaba encorvado y por ende estaba haciendo algo a escondidas, pero después se dio cuenta de que los movimientos eran bastantes impredecibles como para que fuese de esa forma.

Por mera curiosidad se fue aproximando hasta darse cuenta de que se trataba de Jeanne. ¿Qué hacía en un lugar así? Ella no volteó por más que se le acercaba, así que decidió guardarse las palabras para sí y ver qué pasaba con ella con sus propios ojos.

Descubrió que tenía una de esas ovejas entre las manos. ¿Había caído en esa ridícula hipnosis grupal? ¿Y si estaba teniendo una alucinación en esos mismos instantes?

Se quedó parado frente a ella, con la mirada fija. Era muy posible que estuviera en una hipnosis, pero también parecía que estuviese teniendo una horrible pesadilla, se sentó a su lado y murmuró a su oído:
- ¿Qué ves, Jeanne?

Si no obtenía respuesta estaba durmiendo.